
PRIMAVERA!!!Cada año espero este momento como el labrador que espera la lluvia mirando al cielo.Habrá muchas primaveras. He conocido varias: La de Madrid, la de Sevilla, la de Málaga, la de Granada y la de Londres. Pero ninguna es comparable a la de Córdoba, la ciudad donde nací, la ciudad donde ahora vivo. Córdoba en primavera es el paraíso; Temperatura ideal, luz , La Luz, La Fragancia. El azahar de todos los naranjos ornamentales que hay por la ciudad, en rebosante flor. Cada mañana, cada tarde, cuando bajo a la calle, arranco un par de florecillas de azahar que llevo conmigo cogidas en la mano o guardadas en el bolsillo. La primavera está en todas partes, va conmigo a todas partes.Mi ritual primaveral favorito es bajar a la calle por la mañana, tempranito, y después de dejar a Almu en el cole, comenzar a caminar por las callejuelas del casco antiguo y perderme, dejarme orientar únicamente por la visión de las torres de las iglesias y por el olor a café recien hecho que sale de los balcones cargaditos de flores. Las callejitas empedradas de adoquines, limpias, con las paredes de las casas blancas de cal. Y flores por todas partes .Alegría. Me gusta pasear por los barrios antiguos, camino de la judería; “La Magdalena”, “Santiago”, “La corredera”, con el día despertando. Siento que soy parte de ese todo que renace. Las tiendecitas pequeñas con sus cajas de frutas de colores en la puerta. El vendedor de cupones de la once. “Hola, dame uno que toque, chato”. “Aquí tienes, suerte guapa”. Sonrío irónicamente cuando un vendedor de la once me llama guapa, y pienso: “El que no se consuela es porque no quiere” :P .Sigo caminando , callejeando, hasta que por fín la siento; la capto, veo su torre asomando: La Mezquita. Eso sí que es toda una experiencia. Cuando me estoy acercando a la mezquita, me gusta caminar despacito hasta la esquina tras la cual asoma. Entonces, por un instante, cierro los ojos y me adelanto un paso y ohh ahí está; tan hermosa; tan fastuosa; tan mágica. Camino en paralelo junto a sus muros exteriores, imaginándolos hace mil quinientos años, poblados por mercaderes con sus tenderetes llenos de artesanías, esencias, telas de oriente, manufacturas de occidente. personajes variopintos; árabes, cristianos y judíos; médicos, “sacamuelas” y charlatanes; Pillos correteando entre los carros. Todos los que convivieron en paz en esta tierra hasta que llegó Isabel la “Católica” a meter la gamba. Me gusta tocar los muros de la mezquita y buscar el “sello” del artesano que talló la piedra que toco. Me gusta siluetear con el dedo esa firma tallada; esa que tocó otra persona, allí mismo, hace tantísimos años.Cuando por fín entro en el patio de los naranjos, aspiro hondo. Es delicioso. Azahar en estado puro. Fuentes, acequias. El agua clara fluyendo, sonando a transparencia dulce.Es imposible salir del patio de los naranjos sin haber bebido agua de una de sus fuentes. Quien no lo hace por romanticismo como yo, lo hace por refrescarse. A mí me hace sentir especialmente ¡Viva!.Mi subjetivo paseo por el interior de la mezquita, lo dejo para otro capítulo completo.A quien le apetezca darse un paseo virtual, le dejo este enlace que he encontrado por ahí y que no tengo ni idea de quienes son los que se lo han currado, pero pinta bien. Es este:http://cvc.cervantes.es/ACTCULT/mezquita_cordoba/indice.htmotro enlace más oficial, de absoluta confianza y que recomiendo es el de Pedro Marfil, arqueólogo que dirije y ejecuta actualmente excavaciones, investigaciones y reformas en la mezquita. Es este:http://www.ciberjob.org/suple/arqueologia/mezquita/mezqui.htm