lunes, febrero 25, 2008

Riiiingggggggg!!!


Ring, ring, ring...


-¿Bueno?

- Hola Mami.

-¡Hasta que me llamas! ¡Ya me podría yo haber muerto! ¡Nunca me hablas!

- Ay no seas así, te hablé el domingo...

- Pues sí. Pero si te hablo yo siempre estás ocupada...

- Es que trabajo, Mami.

- Yo siempre tenía tiempo para ustedes. Y crié cuatro hijos, Claudia. ¡Cuatro!

- Bueno. Te prometo que te devolveré las llamadas más pronto, ¿oquéi?

- Sí. Oye, me habló tu tía la Chata. Que hace siglos no sabe de ti. Háblale también a ella, no seas ingrata. Ella te quiere mucho...

- Pero Mamá... si apenas tengo tiempo...

- Yo no los eduqué para ser majaderos, hija.

- Sí Mamá.

-¿Sí qué?

- Que si le hablo luego. Oye, para lo que te hablaba yo...

- Ah. Quieres algo. Por eso me hablabas.

- No... no es eso...

-¿Ah, no?

- Ay, Mamá...

- Por algo soy tu madre. ¿Qué quieres, a ver?

-¿Tú crees que te pueda dejar a los niños esta noche?

- Pero... ¿Vas a salir?

- Sí, Mamá.
-¿Y con quién, si se puede saber?

- Con un amigo.

-¿Qué amigo?

- Un amigo, mamá.

-¿Y cómo se llama...?

-¡Mamá, por favor!

- Es que yo todavía no sé porqué te separaste de tu marido...

- No, no, momentito... yo no me separé, él me dejó por otra, Mamá.

- Pero tú dejaste que se fuera y ahora andas por ahí con uno que ni su nombre me quieres decir.

- Pedro.

-¿Pedro? ¿Pedro? ¿Pedro qué?


- Pedro. Se llama Pedro.

-¿Quién?

- Mi amigo. Y no, no ando con él.

-¿No?

- No. Bueno, ¿te puedo dejar a tus nietos, sí o no?

- Yo jamás los dejé a ustedes para salir con alguien que no fuera tu padre, Claudia.

- Mjú.

-¿Qué quieres decir con "mjú"?

- Nada.

-¿Qué nada?


- Hay muchas cosas que tú hiciste y yo no hago, Mamá.
-¿Qué me quieres decir con eso?

- Ay, nada. Nada más dime si te puedo llevar a los niños.

-¿Vas a quedarte a dormir con ese hombre? ¿Sabes lo que pasaría si tu marido se llega a enterar?

-¡¡¡Mi EX- MARIDO, mamá!!! ¡¡¡Jorge es mi EX-MARIDO!!!!

- Ya te oí. No me tienes que gritar. No soy sorda ni retrasada mental. Ni tampoco senil, todavía, aunque seguro tú y tus hermanos no piensan lo mismo, ya lo sé.


- Está bien. Perdón. La verdad es que no creo que a él le preocupe para nada, desde que nos separamos él no duerme ni una sola noche solo.

-Entonces te vas a quedar a dormir con ese gañán.

-¡No es un gañán!

- Todo hombre que sale con una divorciada con hijos no tiene escrúpulos. Es un gañán, y un gigoló.

- No es nada de eso y no me voy a quedar con él a dormir.

-¡Lo vas a meter a tu casa! ¡Pero Claudia, tú estás loca...!

- Mamá... Mam...

-¡Podrías ser asaltada! ¡Y hasta estrangulada...! O podría ser un tratante de blancas... ¡Ay, no qué horror!


-¡Mamá! ¡Bájale!

- Bueno. Ya. Pero de todos modos, si lo metes a tu casa, ¿qué va a decir la gente...?


- Mira... no quiero pelearme contigo. ¿Quieres que te lleve a los niños o no?

- O qué, si no los vas a exponer a ese ejemplo, ¿no? ¡Ay, pobres criaturas, con una madre así!

-¿Así como, madre?

- Insensata. ¡¡¡Por eso te dejó tu marido!!!

-¡Pero si me dejó por una puta!

- Eso no lo sabes, no levantes falsos.

-¡Trabajaba en un table-dance!

-¡Bueno! ¡Era una muchacha ignorante y de algo tenía que vivir!

-¡Qué comprensiva eres con esa puta!

- Ay, qué lenguaje. Eso no lo aprendieron en esta casa. Y tus hermanos igual de pelados. ¿Para eso los mandamos a la escuela? ¿Eh?


- Mamá, no lo puedo creer.


- Qué.

-¡Que defiendas a la piruja con la que se fue mi marido!

- Ex-marido, chiquita.

-¡Aaaah!

-¿Qué pasó, qué son esos gritos? ¿Estás bien?

- ... siete... ocho... nueve...

-¿Claudia?

-¿Cómo puedes ser tan comprensiva con esa mujer?

- Porque ahora tiene que cargar con el estigma de que la señalen como una prostituta y una robamaridos, por eso, hija.

-¿Y yo qué?

- Ay hija. Lo divorciada se quita. Lo... mujerzuela, no.

-...seissieteochonueve...

- Claudia, qué rezas que no te oigo.

-¿Sabes qué? ¡¡¡¡Olvídalo!!!!

-¡Ay qué gritos! ¿También le gritas al gigoló ese, verdad? ¡Pobre!

-¿Ahora te preocupa el gigoló ese, Mamá?

-¿Ves cómo sí era gigoló? Te dije. Una se da cuenta de inmediato.

-¡¡¡Ya estuvo bien!!! Olvídate de lo que te pedí.

- Ay, no. Tráeme a los niños. Nunca los veo... ¿a que hora vienen?
- No. Ya no te los voy a llevar.

-¿Pero por qué?

- Porque no voy a salir, Mamá.


- Pero Claudia, si nunca sales a ninguna parte... ¿cómo piensas rehacer tu vida? ¿O acaso te quieres quedar sola el resto de la vida?


- Pues no... pero ya no quiero salir.
-¿Y le vas a hacer esto a Pedro? ¡De ninguna manera!

- Mamá...

- Ahora mismo le digo a tu padre que saque el coche y vamos nosotros por los niños. Ve haciendo la maleta.


- No, de veras... mira...


- Ya vamos para allá.


- Mamá, no hace falta que...

*click*


- Mamá... ¿Mami...? ¿Bueno...?


(Reproducción completa y autorizada de un artículo publicado el pasado mes de septiembre en el blog de mi admirado Miguel Cane)

martes, febrero 19, 2008

Las cosas claras.


Estoy estrenando gafas. Gafas "para ver de cerca". Durante bastante tiempo me he resistido a aceptar el hecho de que de cerca veo menos que un pez frito, pero en mi última visita al oculista, me lo dijo clarito: "Siouxie, llora, grita y patalea, pero no te doy otra opción: si quieres ver las cosas claras, tendrás que ponerte unas mini-gafas en la punta de la nariz", "!¿En la punta de la nariz????", "Sí, para mirar por encima de ellas cuando tengas que ver algo a lo lejos".
Zielozanto!. En fin, me las pondré...
Me encargué unas así monillas, con montura color malva, para disimular...
En la misma óptica me las probé y exclamé al mirarme al espejo: "Ostras tengo pelillos en el bigote!. La dependienta me miró sonriendo y probablemente pensando que me faltaba algún tornillo... Entonces la miré y descubrí que !Ella también tenía pelos en el bigote!. Entonces empecé a mirar cosas de cerca, y a verle las pequeñas imperfecciones a todo los que miraba, y empecé a ver grande la letra pequeña.
Cuando llegué a casa busqué a las dos personas que me ven los morros más de cerca y les pregunté: "¿tengo pelillos en el bigote?". El churrie me contestó: Bueno alguna vez te he visto alguno, pero vamos sin importancia... !!!Sin importancia????, esas cosas se avisan!. Entonces le pregunté a mi hija: "tengo pelillos en el bigote?", "No sé mami, no te veo ninguno asi... "Vale, ponte mis gafas nuevas". Entonces ella se las puso y exclamó: !Haaalaaaaa, es verdad, tienes uno aquí y otro aquí!!!, ¿Me prestas tus gafas, mami?,. qué chulas!.
En fin, estoy mareadísima pero feliz estrenando mi nueva visión de rayos X .
Contenta de que "La letra pequeña" de todo, no tenga secretos para mí. Y voy a hacerme caso al oculista y me colgaré las gafas del cuello con un cordón de colores. Formarán parte de mi atuendo cuando escriba, cuando lea, cuando cosa, y sobre todo !Cuando me depile!. A partir de hoy no se me escapará un pelo tonto!. Y no me importa que uno que yo me sé me diga que con las gafas colgadas al cuello me parezco a su antigua maestra, Doña Sagrario :P.

viernes, febrero 15, 2008

Feliz San Valentín.


"Un fracaso en amor es, para el hombre, como una misión cumplida. Los corazones están hechos para ser rotos."
Oscar Wilde.

(Dedicado a los que no aman).

martes, febrero 05, 2008

Far West Gunman.



Doc Holliday en medio de la calle fumando un cigarro. La calle vacía. Ojos tendidos en los alféizares. Calor a borbotones; rayos de sudor dibujan lágrimas en su palidez tuberculótica. La planta rodadora saluda con dos saltitos y desaparece por el callejón. Wyatt observa desde la oficina del Sheriff. May O'Hara tiembla en el porche del salón. Y llora.


Billy Clanton retira lentamente su gabardina hacia atrás, las culatas blancas deslumbran los ojos de las urracas del árbol del ahorcado, su hermano Ike imita el movimiento mirando el revólver de Doc...


Doc tose, el cigarro cae al suelo, se rompe un vaso de whisky en el bar, May grita, Wyatt se prepara, las urracas huyen, un coyote aúlla, Ike toca nácar un segundo antes de que el puñal de Doc se le incruste en la garganta, Billy duda y dispara, yerra, Colt esputa fuego y mata, bang bang bang, Billy se derrumba empachado de la tuberculosis de las balas.

Doc tose y sonríe ebrio de whisky y victoria, escupe sangre, recoge el cigarro del suelo, Wyatt Earp le da la espalda para entrar en la oficina y Doc guiña un ojo mientras tira un naipe volador al cielo: as de tréboles. Camina despacio hacia las caderas criollas de May...

Ike reúne en el suelo el último aliento de su vida para empuñar su Smith & Wesson especial y apuntar a Holliday a la espalda. Retira el percutor y Doc oye el click de la muerte en su nuca helada, la tuberculosis se le revuelve de celos en los pulmones y le hace toser sin que le de tiempo a desenfundar, se oye un disparo enorme y seco como las arenas del desierto...

Doc aún siente la tuberculosis quemándole los pulmones -la vida, la pasión, el duelo imposible aguardando en el interior de su cuerpo- cuando levanta la vista para mirar los enormes ojos indios de May O'Hara y luego sus hermosos muslos, al descubierto para guardar un Derrington humeante bajo la falda.

La calle se queda desierta en Moralia City. Trinan las negras urracas. Doc Holliday muere un poquito más esa noche mientras juega, bebe y ama.


( By: El Escritorzuelo, My Gunman ;)